El 6 de abril de 1943, hace 75 años, 'Le petit prince', de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), fue publicado en la ciudad de Nueva York. La primera edición vio la luz, al mismo tiempo, en francés y en inglés, traducida por Katherine Woods, y desde entonces se han vendido 150 millones de ejemplares en más de 300 lenguas y dialectos.
El Principito fue publicado en plena Segunda Guerra Mundial, cuando en Europa millones de niños se estaban quedando huérfanos. El protagonista es un niño desamparado que quiere comprender el mundo y esforzarse por cuidar lo más frágil, vulnerable y bello: las flores, que tenemos que entender en clave metafórica, claro está.
En plena contienda bélica, Exupéry de la mano de El Principito , transmite un mensaje de tolerancia, paz, ecología y amistad que nunca se agota.Así sus célebres frases como ‘lo esencial es invisible a los ojos’ o ‘uno es siempre responsable de lo que domestica’ constituyen sentencias de calado filosófico en un relato en el que también destaca la invitación a conservar el espíritu de la infancia porque ‘Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan’.
El origen del relato se sitúa en el accidente que sufrió el piloto francés Antoine de Saint-Exupéry en el desierto de Libia, en diciembre de 1935 junto a su compañero André Prevot. Según escribió en sus memorias, sólo tenían para alimentarse, uvas, dos naranjas y un poco de vino. La deshidratación les hizo dejar de transpirar al tercer día, aseguraba.
Durante su larga errancia por las dunas, con alucinaciones visuales y auditivas provocadas por la sed, el piloto empezó a entablar un diálogo entre sus dos yos: el que cree que no hay esperanza y el que la tiene, el que razona y el que imagina. El narrador del relato es su yo de adulto y El Principito es él mismo de niño. Al final, les rescató un beduino en su camello.
Exupéry pasa su convalencia en Nueva York, donde escribe el relato, que dedica a su amigo Léon Werth, escondido en la Francia ocupada por los nazis.