FUENTE: http://unadocenade.com/una-docena-de-cuadros-para-iniciar-a-los-ninos-en-la-pintura/
A mirar el arte se aprende. Más allá del “me gusta o no me gusta” hay todo un mundo y es posible aprenderlo. Mirar cuadros no tiene porqué ser aburrido, y no todos son iguales, pero para apreciarlo hay que aprender poco a poco.
No hace falta ser un erudito en historia del arte, ni un sesudo intelectual para enseñar a nuestros hijos a mirar los cuadros, a ir más allá. Aprender a mirar la pintura puede ser divertido, entretenido y puede enseñarnos muchas cosas de nuestros hijos.
Traigo para hoy un breve recorrido por unos cuantos cuadros más o menos conocidos de la historia de la pintura que pueden servir para empezar a enseñar a mirar.
1. Joven caballero de Vittore Carpaccio (Museo Thyssen Bornemisza de Madrid)
Para enseñarles a mirar hay que preguntarles primero ¿Qué ven? ¿Cuántos caballeros hay? ¿Qué están haciendo? ¿Cómo van vestidos? Es un buen momento para explicarles qué es una armadura. ¿Cuántos animales son capaces reconocer? ¿Cuántas plantas? Pregúntales si creen que está bien pintando, si hay muchos detalles o pocos. Cuéntales que tipo de animal es un armiño. ¿Hay algo escrito en el cuadro? ¿Qué pone? Yo te lo soplo… en uno está la firma y en otro hay una frase en latín que dice “Mejor morir que perder el honor”.
2. Liebre de Alberto Durero (Albertina, Viena)
¿Qué es? No es un conejo, es una liebre. Hay que enseñárselo junto con el anterior. Los dos tienen muchos detalles pero el acabado no tiene nada que ver, uno es óleo y el otro es acuarela. Tienen que ver que son distintas técnicas pero que ambas permiten contar hasta el más mínimo detalle. Hay que enseñarles que la liebre está pintada sin ningún tipo de fondo ni referencia espacial, está sobre un fondo blanco, pero parece tan real que puedes tocarla. ¿Dónde tiene su sombra? ¿Está firmado? ¿Qué pone? Durero firmaba con un anagrama con su inicial: A.